Matrimonio Y Dios Padre

Padre Nuestro
Al hablar de Padre Nuestro: ¿Qué padre imaginas? ¿Al padre terrenal que conoces, el que te vio nacer y te crió, o al Padre que está en los cielos, que te formó? El padre y la madre terrenal crían, protegen y muestran el bien y el mal; y el hijo, por su parte, da cuenta de sus actos, les obedece y hace su voluntad, de acuerdo a sus criterios. En cambio, en la adultez, se espera que haya autonomía, que no se necesite de la protección y dirección de los padres terrenales, pues en esta etapa ya no se les obedece y se hace la propia voluntad, la que es iluminada por la recta conciencia. Sin embargo, aunque se es autónomo, existe el desafío espiritual de depender de Dios como hijo.

“El que no se hace como niño, no entrará en el Reino”.1 Por tanto, este hacerse niño ante Dios apunta, justamente, a depender de Dios como un hijo lo hace con su padre: “Padre nuestro que estás en los cielos, hágase tu voluntad aquí en la tierra”.

Además el matrimonio necesita mirar el quehacer de Dios Padre porque ellos actuarán en representación de Él. Pueden observar esta paternidad para saber ;cómo ser padres.

La esencia de Dios es la Paternidad, la que es: Padre y Madre Misericordioso, Padre Providente y Padre Creador.

Dios Padre está presente en cada hijo. Él creó al hijo con la colaboración de los padres y a ellos confió la misión de la crianza: dice Dios Padre al hijo: “Antes de haberte formado yo en el seno materno te conocía y antes que nacieses te tenía consagrado”2 Y, a su vez, el hijo dice:
1 Mateo 11, 29; 18, 2 2 Jeremías 31, 3-20

“Yahvé, tú me escrutas y me conoces, sabes cuándo me siento y cuándo me levanto, mi pensamiento calas desde lejos; me has tejido en el vientre de mi madre.

Mi alma conocías cabalmente y mis huesos no se te ocultaban, cuando era yo hecho en lo secreto, tejido en las honduras de la tierra. Tú eres quien me sacó del vientre.

Me tenías confiado a los pechos de mi madre.

Mis acciones tus ojos las veían, todas ellas estaban en tu libro, yo te doy gracias por tan grandes maravillas, prodigio soy, prodigios son tus obras.” Salmos 22, 138

Dios Padre Creador Creó Dios el mar, la luz, animales he hizo al hombre para que participara activamente, poniendo nombre y dominara todo lo creado. Luego, Dios vió que el hombre estaba solo y creo a la mujer, para que se ayudaran mutuamente e hicieran comunidad. Así Dios creo al ser humano a su imagen y semejanza, hombre y mujer. “De esa manera el Creador los hizo partícipes de la creación y al mismo tiempo los hizo instrumentos de su amor, confiando a su responsabilidad el futuro de la humanidad a través de la transmisión de la vida humana”.4 5 D

Dios Padre Providente En la infancia no existe una preocupación por el mañana, cada día tiene su propio afán, puesto que, los padres alimentan, consuelan, cobijan, y ayudan cuando hay problemas. Mientras que en la adultez se es responsable del sustento de todos los días, se resuelven los problemas que la vida presenta y se realiza la misión encomendada. Aunque exista esta capacidad, puede haber una sensación de intranquilidad ante la incertidumbre de futuro, a lo que Dios Padre Providente plantea: “No estén siempre pendientes de lo que comerán o beberán, no se atormenten. ¿Quién de vosotros puede por más que se preocupe, añadir un codo a la medida de su vida? Si pues, no sois capaces ni de lo más pequeño ¿Por qué preocuparse de lo demás? Hombres de poca fe, que por todas esas cosas se afanan los gentiles del mundo. Piensen que su Padre sabe lo que necesitan. Por lo tanto trabajen por su Reino y Él les dará todas esas cosas por añadidura”6.
4 Papa Francisco. Amoris Laetitia 81 5 Génesis 1 y 2 6 Lucas 12, 22-32

Por tanto, de esta cita bíblica podemos afirmar que la infelicidad no la determina la vida que se está viviendo, sino el tormento que produce la preocupación por lo que ocurrirá en el futuro. “No se preocupen”. Podría pensarse que aquella afirmación fomenta la flojera y la irresponsabilidad, al contrario, ya que hay una gran diferencia entre ocuparse y preocuparse. Ocuparse corresponde al trabajo diario, con visión de corto y largo plazo. “Si alguno no quiere trabajar que no coma”7. En cambio, la preocupación hace alusión a vivir hoy la emoción negativa de posibles acontecimientos futuros. Hay actividades por las que es necesario ocuparse en vistas de un futuro; por ejemplo, los novios se ocupan de reservar la iglesia para la celebración del matrimonio, pero sería un tormento preocuparse si la novia se va a tropezar a la entrada de la iglesia. La tarea es anticiparse a riesgos predecibles, pero no hay que olvidar que también para el adulto cada día tiene su propio afán, ya que él sabe que tiene un Padre que estará a su lado. La paternidad de Dios supera a la de los padres terrenales: “Si ustedes, que son malos, hacen cosas buenas por sus hijos, cuánto más no hará vuestro Padre Celestial al que se las pida”8, “Pidan y se les dará. Todo lo que pidan en la oración, crean que ya lo han recibido y lo obtendrán”9. A veces estamos tentados de decir ¿Para qué pedir? ¿Acaso Dios no sabe lo que hace falta? Sin duda Él da la mayoría de las cosas sin pedirlas, pero espera que algunas se pidan para vincularlas y vincularse a Él. Dios Padre Misericordioso ama a cada uno por sí mismo, por el simple hecho de existir, independientemente de lo que se haga. Sin embargo, Se alegra, Se entristece, Se ofende y Se siente gloriado con el actuar de las personas.Lo que se manifiesta en la parábola que dice: “Señor, cinco talentos me entregaste, aquí tienes otros cinco que he ganado. Dijo el Señor: Bien, siervo bueno y fiel, has sido fiel en lo poco, te pondré por eso al frente de lo mucho: entra en el gozo de tu Señor.”10 En cambio con el que no se arriesgó se enojó y fue muy duro. También se alegra cuando dice: “mi Padre encuentra su gloria en esto; que ustedes produzcan muchos frutos, llegando a ser con esto mis auténticos discípulos”. Por último lo más importante: “Yo los he amado a ustedes, como el Padre me ama a mí, per
7 2 Tesalonicenses 3, 10 8 Mateo 7, 11 9 Marcos 11, 24 10 Mateo 25, 20-30
Permanezcan en mi amor así como yo permanezco en el amor de mi Padre, guardando sus mandatos”.11 Con esto y mucho más, Él quiere que sus hijos crezcan y desarrollen sus capacidades, considerando que el crecimiento no es milagroso y los cambios no son radicales, Él nos deja libres y espera los ritmos de cada uno, pero de vez en cuando Se revela a través de personas, acontecimientos, dolores y fracasos, para hacernos crecer en el amor. Ya que, el amor es necesario para llegar al destino que Él nos tiene reservado, el Reino de los Cielos, por lo que corrige, como todo Padre que lleva al hijo por el buen camino. De esta manera, es en el producir frutos o en la multiplicación de los talentos en donde se encuentra la invitación a cumplir Su voluntad, ante lo cual se nos dice: “Cumplan la voluntad de Dios y todo el resto se les dará por añadidura”.12 Cumplir la voluntad de Dios: El hombre libre pone su voluntad al servicio de la voluntad sabia y amorosa del Padre, porque sabe que Él sabe el bien definitivo. En un principio esto no significa hacer algo de manera especial, basta con hacer las cosas bien, para el bien de las personas y lo que se espera de cada uno, de acuerdo a un bien común para la sociedad cercana, lo que considera lo bueno para la humanidad y de los que vendrán en un futuro. Enfocar la vida así, conlleva una búsqueda fascinante de la Verdad, según los designios de Dios, para lo cual el hombre cuenta con una ley escrita, por Él, en su corazón. Sin embargo se necesita que la persona tenga una disposición a buscar lo bueno, a lo que se llama tomar decisiones a conciencia. En este camino la persona puede cometer errores, tener dudas y sentirse entre la espada y la pared. También es posible que no se comprendan algunos conceptos y situaciones, que se resuelven guardándolos en el corazón, esperando a que la vida los aclare; y que el Espíritu Santo ilumine. El primer paso para cumplir la voluntad de Dios es actuar según los mandamientos, estos son diez mandatos que asegurarán que el hombre se ame a sí mismo, a Dios y a los demás, permitiéndole así, convivir en paz con su alrededor y llegar al Cielo. Estos imperativos prohiben lo que es contrario al Amor, al individuo y su comunidad, y a su vez, protegen del mal, a través de las conductas de: no matar, no mentir y no fornicar, las que aseguran el mínimo para poder subsistir en comunidad. Además, existen otros mandamientos que permiten el engran
11 Juan 15, 8-13 12 Lucas 12,22-32

decimiento del corazón y el desarrollo pleno del amor, éstos establecen los fundamentos de la vocación del hombre formado a imagen de Dios.

Dios Padre Misericordioso se desarrolla en la parábola del hijo prodigo.

Los resultados de la educación dependen de lo que el hijo haga por libre decisión, independiente de la buena educación que se haya dado.
Actitud del padre con el hijo descarriado Aparte de ser misericordioso y perdonar, mientras el hijo estaba despilfarrando la plata, él no lo fue a buscar, esperó que llegara por sí mismo y que la vida lo hiciera reflexionar; “que hablara por sí misma”, ejerció la libertad en la responsabilidad. Esto no es lo mismo que la oveja perdida, donde la oveja se perdió por desconocimiento. En el hijo pródigo el padre no sobreprotegió, evitando las consecuencias de los actos. Dios no ahorra las consecuencias de las decisiones que se tomen de la libertad en la responsabilidad.
Fiesta: La fiesta, no es un premio al hijo que vuelve, ni una valorización o desvalorización, sino que es una expresión de alegría del padre por el hijo perdido. Es como la fiesta de cumpleaños del primer año de vida de un niño, que es para los adultos. “Convenía celebrar una fiesta y alegrarse”. Con esta parábola se muestra que Dios tiene sentimientos que los expresa en forma concreta. Se invita a los novios a preguntarse ¿Cómo alegré a Dios Padre hoy o cómo lo podemos alegrar con nuestro matrimonio?
Diálogo del Padre con el otro hermano El hermano no toma la fiesta como un acto independiente del Padre para expresar su alegría, sino que la mezcla con el resultado de las acciones de él y de su hermano. “Por qué a él y a mí no”.

Otro hermano: Es habitual que se diga la lectura es injusta con el otro hermano. El otro hermano reacciona ante el Padre con una pataleta, “él se irritó y no quería entrar” a lo que Padre, no lo reta por la pataleta más aún “salió su Padre y le suplicaba”. Los novios pueden aprender que con Dios Padre podemos irritarnos expresar nuestras molestias, pero después abrir el corazón a lo que nos dice. Con la experiencia del hermano se destaca que la realización del bien tiene el premio del acto mismo, de la felicidad personal de hacer las cosas bien, sin necesidad que otro las valorice. El llamado a realizar el bien es personal independiente del ambiente de la valorización. El padre de la parábola llama a la adultez al hermano a sí quería una fiesta los hubiera pedido, sin necesidad de condicionarlo a los actos. Actitud indispensable en el matrimonio, no depender de la valorización del otro, si esta existe, que ojalá lo sea es un motivo de alegría, un perfume del alma. Otra enseñanza de esta parábola es que en la familia no se actúa por merecer o no merecer. A las personas se les “ama por sí mismo”. Por otra parte el castigo y el premio no son motivaciones para actuar sino que la motivación de la acción, es el amor.

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