Padre Alberto Eronti

Se

Sé en quién he puesto mi confianza”

P. Alberto Eronti, Argentina • https://www.schoenstatt.org/es/kentenich/2020/07/se-en-quien-he-puesto-mi-confianza-2/

Lo que se ha suscitado en la Familia a raíz del artículo aparecido en el diario alemán Die Tagespost, escrito por la Dra. A. von Teuffenbach, y constatando la repercusión habida en la Familia de Schoenstatt, me lleva a escribir estas líneas.  —

Tuve la gracia de conocer personalmente al padre Kentenich. Su persona, su capacidad de acogida, su sencilla luminosidad, su honda espiritualidad, impactaron e impactan todavía hoy en mi vida. A medida que lo fui conociendo más y profundizando sus escritos, percibí que su ser y hacer sacerdotal iluminaban y orientaban lo que yo quería y quiero ser: sacerdote de Cristo. Y como él, anunciar la Buena Nueva del amor compasivo y misericordioso de Dios Padre.

Ante la convulsión desatada por el citado artículo, me veo en la necesidad de expresar, con palabras de san Pablo, que sé en quién he puesto mi confianza” (2Tim 1,12).

“¿Vienes conmigo?”

Foto: Claudia Echenique

En esta situación, y ante el comprensible estupor y/o enfado por lo que algunos llaman “secretismo”, me vienen a la memoria las palabras de Jesús, cuando muchos lo abandonaron tras afirmar que su Cuerpo era comida y su Sangre bebida: “¿También vosotros queréis iros?”, preguntó a sus apóstolesPersonalmente, hago mía la respuesta de Pedro: “¿A quién vamos a ir?

Mi opción es clara: no voy a ningún lado, me quedo con el padre Kentenich. Siento que él me pregunta: “¿Vienes conmigo?”. Mi respuesta es categórica: “Sí, padre, voy contigo”. Conozco los hechos que nos ocupan y el contexto, nada mueve un milímetro mi confianza en él. Creo firmemente que en estos hechos se juega, en buena medida, el aporte de Schoenstatt a la Iglesia. Es por esto que no es casualidad lo que ha ocurrido, sino Providencia.

Un derecho y una obligación de conocer la historia de la familia

Por otro lado, quiero agregar que lo sucedido debiera ser “la mejor oportunidad” para “liberar al padre de la Familia” de las cadenas que todavía lo tienen prisionero. Si esas cadenas están en nuestra historia, entonces hay que cortarlas. Si cortarlas es dar a luz hechos que, por diferentes razones no se revelaron o no se revelaron totalmente, hay que hacerlo de manera veraz y adecuada. Es decir, de modo que en la medida de lo posible queden despejadas todas las dudas. La historia de la Familia, es nuestra historia; por eso es un derecho y una obligación conocerla. Desde luego, no se conoce ni asume lo que no se sabe.

No hay hechos sin contexto. Saber algo o todo de un hecho, sin saber el contexto, es muy difícil llegar a una total comprensión del mismo. En lo que hoy nos conmueve y ocupa, para que los hechos y el contexto puedan ser conocidos e interpretados, hará falta que quienes tengan la mayor información y documentación actúen buscando la manera más adecuada a fin de crear confianza, serenidad y seguridad en todos los hijos de Schoenstatt. Esto es un derecho de todos los miembros de la Familia. Los responsables de dicha tarea necesitarán, de parte de todos, una atmósfera lo más favorable posible. Quienes asuman la responsabilidad de estudiar y elaborar los hechos, han de tener en cuenta que la Familia necesita que su labor y los resultados sean creíbles. En suma, se trata de sellar una alianza de compromiso y confianza mutua. 

Necesitamos una “hoja de ruta”

Son muchas las personas que me han escrito, pedido aclaraciones, interpretación, etc. de lo sucedido. A muchas ya les he respondido que no agregaré nada más. Tengo el convencimiento de que hay cosas en la vida que, por querer aclararlas, se confunden más. No es que me “borre”, simplemente que aquí sí hay que unificar el “relato” no manipulando los hechos, sino evitando matices que desorienten. La verdad es una, de eso se trata.

Deseo fervientemente que la Presidencia General pueda instrumentar a la brevedad -quizás con la colaboración de la diócesis de Tréveris – una “hoja de ruta”. El padre Kentenich nos diría: “es la Santísima Virgen quien ha de llevar las cosas a buen término”. ¡Estamos ante una gran oportunidad de ser más Familia! ¡Más Familia del padre! Por lo que creo y hago mía la expresión del padre fundador: “¡Ha llegado la hora de tu amor!”. Del amor de Dios y del amor a nuestro padre y fundador, del mayor amor a la Familia.

Hoy rezo con más hondura que nunca: “Padre, mi corazón en tu corazón, mi pensamiento en tu pensamiento; mi mano en tu mano; tu misión, mi misión; tu sacerdocio, mi alegría; tu Familia, mi Familia”. 

Los saludo y bendigo con el afecto de siempre,

P. Alberto E. Eronti

Sion del Padre, Florencio Varela, julio de 2020 https://www.schoenstatt.org/es/kentenich/2020/07/se-en-quien-he-puesto-mi-confianza-2/

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