Sobre este tema ha aparecido un artículo titulado “Congelación de óvulos por causas sociales. Problemas éticos prácticos” [Ver AQUI], después del revuelo mediático causado por las empresas Apple y Facebook que facilitan la crioconservación y almacenamiento de ovocitos a sus empleadas para el tratamiento de la infertilidad.
Los doctores Aznar y Tudela de nuestro Observatorio, ya desenmascararon en un Informe reciente, titulado,Empresas proponen el retraso de la maternidad por motivos laborales, esta falacia y otro sobre las consecuencias negativas de esta práctica.
Después de una atenta lectura del trabajo de Gervás y Pérez Hernández, y adelantando que me parece magnifico y que en el fondo estoy de acuerdo con ellos, quisiera apoyándome en alguna de sus afirmaciones, hacer algunos comentarios.
“los ovarios tienen alrededor de un millón de óvulos almacenados, esta es la dotación completa y final de la mujer, luego se atrofian muchos y al llegar a la pubertad puedan quedar entre 300.000 y 400.000.
De los 300 o 400.000 ovocitos presentes al inicio de la menopausia solo se utilizan para la ovulación 400 o 500, comenzando los otros con una atrofia que culmina en la menopausia.
En realidad lo que hay en el nacimiento son ovogenias con ovocitos de primer orden, detenidos en la segunda fase de su meiosis y con 46 cromosomas, en la pubertad se termina esa división, detenida hasta entonces, y se trasforman en ovocitos secundarios disminuyendo a 23 el número de cromosomas.
La segunda cuestión a resaltar es la de “congelación de óvulos”. Hemos de comentar que el ovocito de segundo grado, impropiamente llamado ovulo, es una célula grande que en los procesos de congelación/descongelación se altera con mucha facilidad, por lo que actualmente lo que se realiza es un proceso de vitrificación, técnica más sencilla, de mayor eficiencia, de menor coste. Esta es la que se está ofreciendo a las mujeres que quieren retrasar su maternidad por problemas laborales o sociales.
Otra técnica utilizada es la de congelación de fragmentos de tejido ovárico, para posteriormente pasar a esa “compra de tiempo” que la mujer ha deseado, reimplantar el tejido y esperar una vuelta a la normalidad con la aparición de ovulaciones.
Esto, que en casos de enfermedad de la mujer es éticamente admisible, hay que ser muy cuidadoso es su valoración fuera de esa circunstancia, pues además hay algunas clínicas que, a la vez que realizan la extracción de tejido ovárico para congelar, obtienen ovocitos que fertilizan in vitro y posteriormente congelan los embriones.
Una vez pasado el tiempo necesario de implantado del tejido ovárico se realiza una trasferencia de embriones y se “vende” como una exitosa gestación.
Estoy de acuerdo con las advertencias que se dan del posible abandono de toda esperanza de maternidad juvenil, haciendo cierta la conclusión de estar mal visto el no sacrificarse por el éxito laboral. Creo también que hay que intentar evitar la normalización de esa infertilidad temporal voluntaria que ha de tener, no lo dudo, un alto coste biológico y personal.