Los santos y las santas, , testimonian el fruto maduro de este entrelazar el llamado divino y la respuesta humana. A veces se piensa que la santidad es reservada a pocos elegidos. El cristiano, efectivamente es ya santo – porque el bautismo lo une a Jesús y a su misterio pascual, pero hacerse santo, pareciéndose a El. “. Benedicto XVI citó la carta de San Pablo a los Efesios Dios “nos ha bendecido en Cristo, ya que en él nos eligió (…) para que fuéramos santos y sin mancha en su presencia por el amor”, que consiste en vivir como hijos de Dios con esa “semejanza” a El, según la cual fueron creados todos los seres”.