La historia del Icono de María Auxiliadora: cuando una mano invisible guió el pincel del pintor

La historia del Icono de María Auxiliadora: cuando una mano invisible guió el pincel del pintor
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24 de Mayo de 2017 / 0 Comentarios
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Turín (Miércoles, 24-05-2017, Gaudium Pres) En la Basílica de María Auxiliadora en Turín se encuentra una de las imágenes más representativas de la Virgen en su advocación de “Auxiliadora de los Cristianos”. El precioso cuadro, que se halla tras el altar y se aprecia desde cualquier punto del templo salesiano, tiene tras de sí una historia llena de misticismo.

Fue el mismo San Juan Bosco -gran propagador de la devoción a María Auxiliadora-, quien mandó pintar la majestuosa obra al pintor italiano Tomás Lorenzone y le dio instrucciones precisas sobre cómo debía realizarla. El artista tardó tres años en culminar el cuadro, que luego fue entronizado en la Basílica de María Auxiliadora con el título de “María Madre de la Iglesia”. Tiempo después, cuando ya había culminado el cuadro, Lorenzone confesó que al representar el rostro de la Virgen sintió como si una mano invisible guiaba su pincel; de ahí la preciosa expresión del rosto de Nuestra Señora.

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Altar Mayor de la Basílica de María Auxiliadora en el que se destaca el cuadro pintado por Lorenzone / Foto: Gaudium Press – Sonia Trujillo.

De acuerdo con varios expertos, el icono recoge toda la teología de Don Bosco sobre la Auxiliadora de los Cristianos. Es una obra barroca en la que se contempla y exalta a la Virgen María como Reina y Madre de la Iglesia, especialmente al Niño Jesús, quien lleva en sus brazos y es representado como el Rey que acoge. Se observa en detalle cómo toda la Iglesia -apóstoles, santos y ángeles del cielo- le rinde tributo al pequeño Rey.

En el cuadro también hay varios símbolos representativos, entre ellos el cetro que lleva la Virgen en su mano derecha, que es símbolo de la monarquía, así como los atuendos que hablan de los usos sacerdotales, confeccionados con finos linos y bordados de oro. El vestido el Niño Jesús es de una sola pieza, que recuerda el pasaje evangélico de Juan sobre el reparto de las vestiduras de Cristo: “La túnica era sin costura, tejida de una pieza de arriba abajo”.

Ambos atuendos, el de María y el Niño, se inspiran en las monarquías europeas vigentes durante la Edad Media, además de las dos coronas doradas que muy bien se relacionan con el texto del Apocalipsis que dice: “Una Mujer vestida de sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza”. La imagen fue coronada solemnemente mediante decreto del Papa León XIII el 17 de mayo de 1904.

Una antigua devoción

La devoción a María Auxiliadora se remota a los primeros cristianos en Grecia, Egipto, Antioquía, Éfeso, Atenas y Alejandría, quienes acostumbraban llamar a la Virgen como “Auxiliadora”. Pero es gracias a la Batalla de Lepanto, ocurrida en el siglo XVI cuando los mahometanos estaban invadiendo Europa y el Papa San Pío V llamó a los príncipes católicos salir a defender a los cristianos, que la devoción ganó fuerza. Muy pronto se formó el ejército de los cristianos, que el 7 de octubre de 1572, cuando se encontraba en el Golfo de Lepanto, se topó con el enemigo: eran 88 mil soldados mahometanos, mientras que los cristianos eran inferiores.

Antes de empezar la batalla los cristianos se confesaron, participaron de la Misa, comulgaron, rezaron el Rosario y rindieron tributo a la Madre de Dios. Los cristianos salieron victoriosos gracias al viento que corrió en dirección opuestas impidiendo a los enemigos alcanzar a los cristianos.

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La pintura muestra el sueño de Don Bosco, cuando la Virgen se le presenta y le pide construya un templo en su honor / Foto: Gaudium Press – Sonia Trujillo.

Mientras la defensiva tenía lugar, San Pío V se congregó con una multitud de fieles en las calles de Roma para rezar también en Santo Rosario. Fue en agradecimiento a lo sucedido que el Pontífice estableció que cada 7 de octubre la Iglesia Católica celebrase la fiesta de la Virgen del Rosario, y que en las letanías se ore diciendo: “María Auxilio de los Cristianos, ruega por nosotros”.

Pero es San Juan Bosco, junto con la Familia Salesiana, quien extendió por el mundo la devoción a esta advocación. El propio santo narra en uno de los sueños que fue la propia Virgen María quien le solicitó edificase un templo en su honor (Ver nota anterior: Un tesoro de gran valor espiritual bajo la Basílica de María Auxiliadora de Turín).

La Basílica es consagrada a María Auxiliadora el 9 de junio de 1968. Su construcción, en palabras de Don Bosco, fue todo un milagro.

De la redacción de Gaudium Press.

Contenido publicado en es.gaudiumpress.org, en el enlace http://es.gaudiumpress.org/content/87513#ixzz4i7fzjfxj
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