Contenido publicado en es.gaudiumpress.org, en el
Ciudad del Vaticano (Viernes, 12-05-2017, Gaudium Press) Un acontecimiento extraordinario sobre el cual no se habían divulgado pruebas documentales aconteció al Papa Pío XII, quien relató la experiencia en un manuscrito divulgado por el informativo Vatican Insider. El Pontífice fue testigo durante tres días de la danza del sol en los Jardines Vaticanos, cuando se disponía a declarar solemnemente el Dogma de la Asunción de la Santísima Virgen. El prodigio no se repitió después de esos tres días.
El Papa Pío XII, quien atestiguó el milagro de la anza del sol en los Jardines Vaticanos. |
Según el informativo, el único relato sobre esta experiencia correspondía hasta el momento al Card. Federico Tedeschini, quien lo contó en una homilía. Sin embargo, el propio Pío XII dejó un recuento de los hechos en un manuscrito al respaldo de una hoja mecanografiada. Las características del portento descrito por el Pontífice con gran naturalidad se asemejan a los testimonios de la célebre danza del sol del 13 de octubre de 1917 en Fátima.”Era el 30 de octubre de 1950″, comienza su relato el Papa Pío XII, correspondiendo esta fecha a dos días antes de la declaración del dogma de la Asunción de la Santísima Virgen, y el suceso sucedió cerca de las cuatro de la tarde, cuando el Santo Padre realizaba “el acostumbrado paseo por los jardines vaticanos, leyendo y estudiando”. El Pontífice ascendía “hacia la cumbre de la colina (de la explanada de la Virgen de Lourdes), en la calle de la derecha, que costea la muralla”.
En este lugar, el Papa observó hacia el cielo y presenció el milagro: “Fui sorprendido por un fenómeno, nunca hasta ahora visto por mí. El sol, que estaba todavía bastante alto, parecía como un globo opaco amarillento, circundado por un círculo luminoso”. El Santo Padre refirió su extrañeza por el hecho de no ser herido por la luminosidad del sol, a pesar que sólo una nube ligera se interponía ante el astro. “El globo opaco se movía ligeramente en el extremo, tanto girando como desplazándose de izquierda a derecha y viceversa. Pero dentro del globo se veían, con toda claridad y sin interrupción, movimientos muy fuertes”.
El suceso se repitió el 31 de octubre y el 01 de noviembre, fecha en que se definió el Dogma de la Asunción. Con el estilo concreto del relato, el Papa refirió que el 08 de noviembre pudo verlo de nuevo, “y después ya no”. El Pontífice intentó repetir las condiciones de tiempo y lugar para observar el cielo y ver de nuevo el portento, pero en estas ocasiones la visión del sol era imposible a causa de la natural imposibilidad de sostener la mirada sin sufrir grave daño en la vista.
Contenido publicado en es.gaudiumpress.org, en el enlacehttp://es.gaudiumpress.org/content/87251#ixzz4h6goEVcb
Se autoriza su publicación desde que cite la fuente.