Padre Strada, durante más de 20 años como postulador de la beatificación del padre José Kentenich, usted recopiló y ordenó documentos, los hizo traducir y los puso a disposición del proceso. ¿Puede decir algo sobre el alcance y también sobre la clasificación del contenido de estos documentos?
El padre Kentenich tuvo una larga vida y una gran capacidad de trabajo. Escribió y predicó muchísimo en diferentes países. Hay 32.000 documentos en el proceso de beatificación que se encontraban en archivos de varios países: cartas, informes, escritos, estudios. Se le preguntó a Roma si tenían tanto espacio para esta cantidad de papel. Sugirieron que la Comisión de Historia del proceso hiciera una selección. Esta comisión trabajó durante 8 años y seleccionó 8.000 documentos, alrededor de 70.000 páginas. Miembros de Schoenstatt y peritos externos trabajaron en la Comisión de Historia.
En los medios de comunicación se habla de una presunta mala conducta moral del padre José Kentenich, el fundador de Schoenstatt. ¿Qué encontró usted en los archivos?
En la documentación conocida hasta ahora no hay un solo rastro que indique un caso de abuso sexual. Si hubiese testimonios convincentes en los documentos de los, hasta ahora, archivos secretos de Roma que demuestren claramente un abuso, entonces la Iglesia deberá decidir poner fin al proceso de beatificación. En ese caso, tal medida recibirá nuestro pleno apoyo.
¿Se encuentra algo en los archivos sobre el abuso de poder?
Lo que se encuentra son declaraciones de pocas hermanas que sintieron que el padre Kentenich las trató con dureza, injusticia o incomprensión. Estas declaraciones deben tomarse en serio, pero en una comunidad que, en ese momento, contaba con 1.500 miembros no se puede esperar que todas ellas hayan estado de acuerdo con todo y se hayan sentido comprendidas.
En los medios de comunicación se afirma que el supuesto abuso sexual fue la verdadera razón del exilio del fundador. ¿Alguna vez se le comunicó esta razón al padre Kentenich y también al Movimiento?
En los documentos a los que tuvimos acceso, y que fueron examinados para el proceso de beatificación, no se encuentra ni una sola palabra sobre abuso sexual. Si hay algo al respecto en los nuevos documentos, que aún no conocemos, la nueva Comisión de Historia lo investigará críticamente.
¿Cómo se enteró el padre Kentenich que debía ir al exilio y cuál fue la razón que se le dio?
Hay varios decretos del visitador Tromp, del Santo Oficio y del superior general de los palotinos, cada uno con un contenido diferente. Según el Santo Oficio, algunos desarrollos en Schoenstatt necesitaban ser corregidos. Dijeron que tal cosa no sería posible dado que Kentenich “es incorregible”. Además, un documento recoge la afirmación de algunos obispos de que el padre Kentenich sufrió “daños en el tejado” cuando estuvo en el campo de concentración de Dachau. (La expresión “daños en el tejado” se refiere a una anormalidad psíquica). En el informe psicológico solicitado, el médico atestiguó que una persona que regresa del campo de concentración con tal capacidad de trabajo, con tal espíritu, con tal motivación, es completamente normal.
¿Qué documentos del Vaticano existen en los que se decreta una rehabilitación del padre Kentenich? ¿Estos documentos están disponibles para el foro público?
No existe ningún documento sobre esto. El Santo Oficio tenía la práctica de no emitir documentos de revocación. Solo hay un documento de revocación de un decreto contra una mujer holandesa, y solo debido a la presión de los obispos holandeses. Henri de Lubac SJ, un importante teólogo de la época, tampoco recibió ningún documento de revocación. Su rehabilitación se produjo por el hecho de que más tarde fue nombrado teólogo del Concilio.
La rehabilitación del padre Kentenich se puede demostrar a partir de los siguientes hechos: Regresa a Roma desde Milwaukee y con el conocimiento del Santo Oficio hace todas las cosas que antes le estaban prohibidas. Por ejemplo, vuelve a asumir la dirección espiritual de las Hermanas de María y del Movimiento de Schoenstatt.
El 22 de diciembre de 1965, el Papa Pablo VI lo recibe en una audiencia. Los obispos alemanes, que por sugerencia del prefecto de la Congregación de Religiosos, el cardenal Antoniutti, fueron consultados por el obispo Höffner, aceptaron que regresara a Alemania. Le desean muchas bendiciones y un par de ellos expresan: “Esperamos que ahora esté más tranquilo”. El cardenal Antoniutti recibió las respuestas positivas de los obispos alemanes de manos del obispo Höffner, y luego le dio al padre Kentenich plena libertad.
En diciembre de 1971, el cardenal Ottaviani, el prefecto del Santo Oficio, escribió un documento de 12 páginas llamado «Recuerdos sobre padre Kentenich» en el que se disculpó por lo que le habían hecho al padre Kentenich. Su secretario, más tarde cardenal Agustoni, dio un testimonio muy positivo sobre el padre Kentenich.
Una reacción natural de muchos miembros del Movimiento es: “Ir a Roma y ver los archivos sin mediación de terceros”. ¿No puede usted o el postulador, el padre Eduardo Aguirre, hacer eso; simplemente para comprobar por sí mismo si en realidad hay nuevos hechos que eran hasta ahora desconocidos?
El obispo Ackermann de Tréveris ha decidido nombrar una Comisión de Historia para examinar los nuevos documentos del archivo secreto de Pío XII. El padre Eduardo Aguirre intentó acceder al archivo secreto a principios de este año, luego llegó el coronavirus y no pudo hacer nada. Actualmente se encuentra en Roma y está tratando de acceder a los archivos.
Existe una demanda pública de que todos los archivos se pongan a disposición en Internet, creando así transparencia. Más allá de lo que usted sabe y de lo que se le entregó a la Iglesia como una colección de documentos para el proceso de beatificación, ¿hay otros documentos que Schoenstatt podría poner a disposición?
No, no hay más. Con buena voluntad y mucho trabajo, investigamos documentos en 120 archivos civiles y eclesiásticos en Alemania y en el extranjero. Realmente no me puedo imaginar que haya otros documentos. Ahora que los documentos han sido liberados para su inspección en Roma, espero que pronto podamos verlos, y no solo los que existen hasta 1958, sino también los de los 10 años siguientes, es decir, hasta 1968, hasta la muerte del fundador.
La investigadora, que publicó estas cuestiones pertinentes al padre Kentenich, habla de un grupo de 8 hermanas, entre ellas la ex superiora general, que había transmitido las críticas sobre el padre Kentenich a Tréveris y a Roma.
Sí, eso es verdad. Estas cartas están incluidas en los 8.000 documentos del proceso de beatificación. También hay una carta de la superiora general al papa Pío XII en la que escribe que ella no tenía ninguna duda sobre la integridad moral del fundador, pero se preguntaba si los sucesores ejercerían el cargo con la misma integridad moral. También expresa su molestia por el hecho de que algunas hermanas idolatraban al Fundador. Sin embargo, afirma que eso no vendría del fundador, sino de las hermanas.
¿Por qué era importante para el padre Kentenich ser un padre para sus comunidades?
Porque sabía por experiencia propia que las personas que tienen vínculos fuertes y sanos con otras personas pueden tener vínculos fuertes con Dios. Era precisamente esta transposición a Dios lo que era importante para él: Él consideraba importante para el Movimiento el desarrollo de vínculos fuertes con Dios. Y, sin duda alguna, él logró este vínculo con muchos miembros de Schoenstatt.
En los medios de comunicación se afirma que el «Nihil obstat», la declaración de no objeción, es decir, el requisito previo para la apertura del proceso de beatificación, se concedió únicamente sobre la base de los documentos presentados por el solicitante. ¿Cómo ve este procedimiento?
El «Nihil Obstat» en cuestión es una carta de la Secretaría de Estado del Vaticano al obispo de Münster, Heinrich Tenhumberg. Allí dice: “Después de un examen exhaustivo de su solicitud por las autoridades papales competentes, me permito comunicarle que el obispo de Tréveris, como obispo local responsable, puede hacer uso de su autoridad de acuerdo con el derecho canónico y llevar a cabo el proceso informativo, si considera que están dados los requisitos para ello”. En los años siguientes, hubo debates sobre la jurisdicción en este asunto entre dicasterios del Vaticano. El 11 de enero de 1991, el obispo de Tréveris, Dr. Hermann Josef Spital, que de nuevo había preguntado por el “Nihil obstat”, recibe la siguiente notificación de la Congregación para las Causas de los Santos: “Después de una nueva investigación, deseamos informar a Su Excelencia que la Santa Sede no ve ninguna razón por la que no pueda abrirse el proceso de beatificación del Siervo de Dios José Kentenich”.
¿Qué pensó el padre Kentenich sobre la canonización de su persona? ¿Le interesaba eso?
No, no le preocupaba la canonización de su persona, sino la «canonización de la verdad». Él escribió en 1951: “Sea o no santidad, en principio eso no importa. Se trata de si todos sin excepción son llamados a tirar del carro en aras de la verdad. De la misma manera, el P. Tromp ya me llamó la atención antes sobre el hecho de que si ahora también fuera relevado de mis cargos, entonces podría contar con ser canonizado más tarde. Muchos otros han tenido esa experiencia en una situación similar. Mi respuesta es la misma: lo que me importa es la ‘canonización de la verdad’. Todo lo demás para mí es en principio un asunto secundario”.
¿Es demasiado personal preguntarle cómo está vivenciando todo esto ahora? ¿Afecta esto su relación con él?
Tendré una inmensa alegría si, en la misericordia de Dios, puedo encontrarme con el padre Kentenich en el cielo. Pero ya tengo algunas preguntas para hacerle. Por ejemplo, le preguntaría por qué adoptó un tono duro en sus conversaciones con Tréveris
Esto no encaja bien con las experiencias completamente diferentes que muchas personas tuvieron con él. Allí se le describe como afectuoso, constructivo, inspirador y muy sensible, de ningún modo autoritario.
Sí, los muchachos con los que comenzó en la Casa de Estudios lo experimentaron como una persona que, casi como una madre, también se ocupaba de las pequeñas necesidades de la vida cotidiana.
Pero, en la defensa de su doctrina y de su causa…
… entonces podía ser duro. Pero en el contacto con las personas, era amable, afectuoso, se interesaba por todo. Así es como yo lo experimenté
Entonces, ¿los santos son personas ejemplares en ciertas áreas, pero que también pueden tener errores o defectos?
La santidad no significa que no haya fallas. San Pedro negó a Jesús. San Pablo persiguió a los cristianos. Francisco de Asís en su juventud no fue precisamente un santo… Solo los ángeles no tienen fallas.
Muchas gracias, padre Strada, por la entrevista.
Entrevista: Claudia y Heinrich Brehm.