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Predicador de su Santidad Juan Pablo II y continua con su Santidad Benedicto XVI
Cuenta él “Era un lluvioso día de otoño y la plaza de San Pedro, en donde me había retirado a orar al Apóstol, estaba desierta. Sentí el impulso, no se por qué, de alzar la vista hacia la ventana del Santo Padre y me puse a decir fuerte (no había ninguno en los alrededores): «¡Ánimo, Juan Pablo II, sumo sacerdote, ánimo pueblo todo de la tierra, y a trabajar porque yo estoy con vosotros, dice el Señor!». “
Pero no todo terminó allí. Tres meses después fui nombrado Predicador de la Casa Pontificia y cuando me encontré por primera vez en la presencia del Papa no pude hacer menos que recordar dicho acontecimiento. Lo compartí con todos y repetí de nuevo aquellas palabras, no como una cita, mas como palabra viva para aquel momento y aquel lugar: «¡Ánimo, Juan Pablo II, sumo sacerdote, ánimo Cardenales y Obispos de la Iglesia católica, ánimo pueblo todo de la tierra, y a trabajar porque yo estoy con vosotros, dice el Señor!».