En estos días distintos medios recogieron la noticia de una heroica mujer china quien viviendo ella misma en extrema pobreza adoptó a más de 30 niños a quienes recogió literalmente del basurero. Esta hazaña comenzó en 1972 cuando ella tenía 48 años y se encontró con una bebé tirada en el basurero a quien recogió y crió como suya con la ayuda de su esposo. Desde entonces ella encontró y recogió más de 30 niños de los basureros de la ciudad, la mayoría de ellos mujeres descartadas por sus padres por no ser consideradas útiles dado que la ley no les permite tener más que un solo hijo. El último niño que recogió tiene apenas 7 años y ella lo encontró cuando tenía 82 años y su esposo ya había muerto.
Leer su historia conmueve y cuestiona pues con su generosidad y compromiso le da la contra el egoísmo reinante en nuestra sociedad.
Desde el nivel más práctico cuestiona que haya sido capaz de alimentar y cuidar a tantos niños sabiendo que era una mujer desempleada que se ganaba la vida reciclando basura y pensar que tantas veces escucho a parejas que no quieren tener más hijos porque no tienen dinero para ellos. El testimonio de Lou Xiaoying demuestra que el dinero no es lo más importante para sacar adelante a un hijo.
Me cuestiona su compromiso con tantos hijos ajenos a quienes amo como propios y me hace pensar en cuantas personas hay que sí tienen medios económicos para hacer algo por el necesitado que tienen cerca pero no hacen nada. Muchos tienen suficiente espacio en sus casas para acoger a un niño o dos pero no tienen suficiente espacio en sus corazones.
Me cuestiona como a esta mujer no le bastó comprometerse con el prójimo ni una ni dos veces sino que lo hizo cuantas veces lo vio necesario sin importarle que cada vez se sentía más vieja y cansada. Sus propias palabras resumen bien lo que motivó su actitud:
“…si tuve fuerza suficiente como para reciclar basura cómo no tenerla para “reciclar” algo mucho más valioso como vidas humanas…”.
Hoy Lao Xiaoying tiene 88 años y está agonizando rodeada de sus hijos quienes no saben como agradecer todo lo que ella hizo por ellos. Y en su agonía su historia está dando la vuelta al mundo cuestionando a propios y ajenos.