Guillermo Tagle Castillo, abogado de profesión. Perteneciente al primer curso de federación de familias de Santiago de Chile.”Hogares de fuego” Nació en abril de 1931 en Santiago de Chile. De 17 años llegó a la Escuela de Derecho de la Universidad Católica donde conoció el Movimiento de Schoenstatt, formando parte del grupo fundador de la Juventud en Chile, los Caballeros del Santo Grial.
En Schoenstatt conoce a Kikí, Cristina Quiroz, su esposa desde 1955 una hija y ocho hijos.
Estuvo 45 años vinculado al Banco de Chile hasta ser Presidente de Banchile Fondos Mutuos y Vicepresidente de Leasing Andino. Ejecutivo preocupado por el desarrollo de las personas y los trabajadores lo eligieron representante. Promovió incesantemente el desarrollo de condiciones para compatibilizar trabajo y familia. Fue el auspiciador de la capilla del Banco.
Ojo de buen banquero asesoró a varios para salir de la crisis económica de los años 1980.
Fue colaborador junto a Kikí de la Parroquia San Vicente de Paul, en la comuna de la Florida de Santiago,formando a matrimonios jóvenes y charlas de preparación al matrimonio. Acogen en su santuario Hogar a las jóvenes que asistían a la Escuela de Jefes de la Juventud Femenina de Schoenstatt. Conferencista para padres en colegios de todo Santiago, guía de grupos nuevos de matrimonios en Schoenstatt. Formador de algunos de los primeros grupos en Iquique y en La Paz, Bolivia. Integrante de la Unión Social de Empresarios Cristianos. En 1982, el arzobispado le pide que con Kikí presidan la Comisión Nacional de la Familia. Desde allí, con el padre Jaime Fernández, instauran la Semana de la Familia, preparando pautas de trabajo y de oración. Schoenstatt crece y Guillermo y Kikí recorren Chile motivando a la gente que en diferentes ciudades daba origen al movimiento. Se integrarían más tarde a las Misiones Familiares en diversos lugares de Chile. Pero por sobre todo, su misión de evangelizar la aterrizó en el plano de los colegios. Fue presidente del Centro de Padres del Colegio Saint Gaspar e integró la Federación de Apoderados de Colegios Católicos en los convulsionados comienzos de los años 70. Crean grupos de reflexión, Años movidos, motivando grupos, formando líderes, preparando material de trabajo. Junto a un grupo de amigos schoenstattianos decide fundan los colegios Monte Tabor y Nazaret, bajo la pedagogía del Padre Kentenich. Guillermo preside su directorio desde su formación y por más de 20 años, permaneciendo luego como su presidente honorario vitalicio.
Guillermo fue siempre un deportista, practicó el boxeo, baby futbol casi todas las semanas, con sus entrañables amigos Sergio González, Cedric Moller, Guillermo Pérez Cotapos, Rodrigo Ossandón, Alvaro González, a veces el padre Raúl Hasbún y varios más. Formó parte de la selección de fútbol de los apoderados del Saint Gaspar . El tenis, su deporte favorito, lo jugó hasta con los nietos.
Como papá se encargó de los estudios para que hijos fueran los mejores del curso, incentivando que asumieran roles en las directivas de curso desde chicos. Se levantaba temprano participando en la preparación del desayuno y llevándolos cada día al colegio. Por sobre todo, enseñó a rezar en familia, confiando cada cosa que se hacía y cada momento difícil a la Virgen Santísima. Enseñó a sus hijos tratar a cada uno sin importar su condición u origen.
Desde que se instalaron en La Florida al lado del Santuario de Bellavista apadrinaron a una familia de cerca de diez integrantes que vivía en la más extrema pobreza. Introduciéndolos en la fe, fueron los padrinos de bautizo de casi todos los hijos, les financiaron los materiales de colegio, les acompañaron en fiestas y en desgracias. Así, con tanta gente, haciéndonos participar en todo lo que hacían, como por ejemplo, partir a comprar fonolitas después de una tormenta de viento y lluvia para repartirlas en el barrial de poblaciones que había en los alrededores de su casa. Por último,.
Guillermo fue un amante de la naturaleza, disfrutando, aunque a principios a regañadientes, de los campings familiares en los que se producía una intensa convivencia.
Luego de un accidente en el año 2000 que lo tuvo al borde de la muerte, tuvo un segundo tiempo que le permitió gozar y convivir con los 45 nietos y conocer a sus primeros 6 bisnietos. A partir de ahí, sus hijos naturales y postizos, como muchos se denominan, pudieron devolverle el cariño que el siempre entregó.