Agradecido por la fidelidad que los católicos en China en estos últimos cincuenta años, Benedicto XVI vuelve a afirmar el valor inestimable de sus sufrimientos y de la persecución sufrida a causa del Evangelio y dirige a todos un llamamiento a la unidad y a la reconciliación. Consciente de que la plena reconciliación “no podrá realizarse de un día para otro”, recuerda que este camino “está apoyado por el ejemplo y la oración de muchos ‘testigos de la fe’ que han sufrido y han perdonado, ofreciendo su vida por el futuro de la Iglesia católica en China” (n. 6)
Carta del Santo Padre Benedicto XVI a los Chinos