Por Neva MilicicSicólogaCuando un niño aprende a anticipar se supone que lo ha hecho porque ha reflexionado y, por lo tanto, es capaz de tomar mejores decisiones y de anticipar riesgos. Aunque hay una base genética en este comportamiento, se puede favorecer su desarrollo a través de la estimulación, gracias a la plasticidad del sistema nervioso central durante la infancia y la adolescencia.