Matrimonio unido en el dinero

matrimonio unido
UN SOLO SER
Cuando no hay administración, el dinero es el tema central, pasa a ser un bien carente y por eso tiene un valor superior. A los hijos se les educa materialistamente. En la administración del dinero al interior del matrimonio, lo más antiguo es la entrega diaria de dinero del marido a la mujer y que ella ahorrara para sus cosas, en sobrecitos escondidos. La otra en que el esposo entrega a la mujer un determinado monto para lo necesario, y ella tiene que arreglárselas “con eso”, independiente que el marido disponga de más o menos dinero. Como en el caso de una mujer que decidió ahorrar y de un momento a otro el esposo empezó a entregar menos dinero, porque la empresa constructora no andaba bien. Ella sin, conversar con él, completó los gastos con lo que tenía ahorrado, sin embargo, cuando se le acabaron los ahorros tuvo que comentárselo, de lo cual el marido se sorprendió, porque no sabía cuándo ella ahorró ni cuando empezó a usarlos. En antiguas familias, hablar de dinero era poco elegante y no había que sobrecargar al otro con este tema. Además, había un antiguo dicho popular que dice “que no se note pobreza”. Este sistema, por ejemplo, permitió que un hombre al quedar cesante y en la esperanza que esto muy luego se resolviera, mantuvo un alto status a través de créditos, hasta que una amiga le contó a la señora, lo que pasaba hacía dos años. Se da el caso de matrimonios de veinticinco años o más, en que ninguno de los dos conozca el total ganado por el otro. Podría ser que recién casados se informaran, pero con el paso del tiempo al experimentar las diferencias de criterios cada uno mantiene algunas reserva en la información. A tal punto, que son más las parejas que se separan por manejo de dinero, que por infidelidad. Los conflictos matrimoniales por razones económicas pueden aparecer con abundancia o con escasez de recursos. En la administración conjunta, matrimonial, existen miedos. Por parte del hombre: que la mujer despilfarre en cosas para él irrelevantes y no le atrae compartir bienes e instrumentos financieros con ella. Por ejemplo, un novio estaba inquieto por el gasto que generaría su señora yendo a tomar cafecitos con las amigas. También, la mujer tiene orgullo de su independencia económica y no le gusta tener lazos de dependencia con su marido. La otra dificultad es que los gastos no se anotan por miedo a que el otro controle.
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Con respecto al gusto por el dinero, existe la tendencia en algunos hombres en los cuales le interesa solucionar antes que nada el auto, quizás la casa propia, sus hobbies y ya más maduro le interesa el dinero por sí mismo, el orgullo del mayor monto de dinero acumulado. En cambio la mujer ve el dinero como medio para solucionar sus necesidades y de los que quiere. En un tiempo más actual, en algunos, existe la idea que hablar del dinero destruirá la magia del amor. Una nueva situación son las parejas que deciden vivir juntos, los que usan que cada uno entregue un porcentaje del sueldo para un pozo común, para hacer funcionar la vivienda compartida. Se juntan para dividir lo que cada uno paga. Cuando se casan siguen con la misma administración y cuando en la vida hay sorpresas, también viven prestándose y pagándose dinero. Por ejemplo, la señora que choca el auto y el marido le presta dinero para pagarlo y después se lo cobra. En este caso no es un matrimonio, es una pareja que comparte gasto. Si los dos trabajan ponen los dos sueldos, las herencias y todo lo que ingresa en un fondo de la comunidad de conyugalidad y de consorcio. Los dos se hacen responsables uno del otro y de todo lo que pasa a todos los integrantes de la familia. En la administración existe la primaria tendencia a planificar y fijar montos por rubros, lo que generalmente no se cumple y tampoco se sabe en qué se va gastando, por la dificultad en anotar los gastos. En la administración, más importante que la planificación, es la anotación de los gastos clasificados. Lo que es difícil, y los matrimonios nos podemos demorar años en descubrir el sistema adecuado, que permita desde ahí entablar el dialogo, matrimonial del comportamiento económico. Se sugiere que exista un lugar donde se dejen todas las boletas y alguno de los dos clasifique los gastos por rubro. También cada uno puede anotar previamente. Esto se puede realizar cada 15 días si se quiera tener un control de cómo se va comportando el mes en curso, especialmente en comida donde se genera la mayor variación. Si existen gastos sin boleta, como el dinero que cada niño pida sorpresivamente, se busca una anotación simple. En lo posible que no pase más allá de un mes para ser la anotación de todo. Todos los gastos tiene una ubicación, no existen los extras varios ni los imprevistos. Por ejemplo, en el rubro auto, además de la bencina, reparación seguros, peajes y patente, se agrega una sección siniestros donde van los partes y choques.
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Con respecto a la forma de ahorrar, cuando en el mercado todos los instrumentos de inversión están en igualdad de condiciones, los hombres prefieren los de mayor riesgo, en que se gana más, como las acciones, a diferencia de las mujeres que prefieren el ahorro seguro para algo determinado. Cuando existe dinero para ahorrar y el matrimonio tiene deferencias en la forma de hacerlo se sugiere que el monto se divida en dos partes y cada uno lo haga como considere a nombre de cada uno. Esto parece individualista, pero esta es una solución cuando no se llega a acuerdo, lo que es altamente probable cuando alguno de los dos está poniendo en riesgo el patrimonio familiar. Además, el tener ahorros diferenciados permite estar protegido en una eventual falta o dificultad del otro. Por ejemplo, el hombre se accidenta gravemente y la mujer con los ahorros a su nombre tiene como resolver económicamente lo que viene. También, es necesario definir las necesidades de la familia, compararlas con los recursos con que se cuenta. En conjunto tomar decisiones de gastos a realizar y definir quién paga, quién arregla, quién compra. Si en el matrimonio civil se resolvió la separación de bienes, es necesario prever un sistema que permita a la mujer disponer de los bienes que se adquieran. Desde el comienzo de la vida matrimonial se necesita valentía para prever una posible muerte de algunos de los cónyuges y la consiguiente distribución de los bienes. De especial cuidado es la prevención de la protección económica de la mujer en caso de viudez. Cuando la mujer es joven necesita protección para la crianza de los hijos y la mujer mayor tiene más posibilidades de gastos médicos por la vulnerabilidad hormonal. Actualmente la esperanza de vida es alta. Existe la jubilación para un adulto mayor más joven en que algunos pueden tener bienes que renten y otro para cuando ya no se tiene la capacidad de administrar donde es necesario un sistema en que el dinero se entregue mensualmente como es el sistema de AFP de Chile. Recomendamos que se propongan jubilar con el mimo monto en sus cuentas individuales. En la forma de administrar el dinero es necesaria la confianza y el respeto a las decisiones del otro. Un hermoso camino de espiritualidad matrimonial y familiar para la unión del Unsoloser.
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matrimonio y Familia “Estoy a la puerta y llamo”: dice Jesús al matrimonio. “Si alguno me oye y me abre entraré y comeremos juntos para entregarles mi herencia. Mi herencia los hijos y mi bendición”. Los padres participan con Dios Padre Creador al tener los hijos además de mirarlo a Él para la providencia y la misericordia en la familia.
La familia constituida por los esposos y sus hijos. Los hijos consolidan a los esposos y ellos a su vez les dan estabilidad y seguridad. Los padres fundamentos de la casa, y los hijos su plenitud, los llena de energía y vitalidad. El matrimonio desde que son padres trabajarán con ellos y por ellos sin embargo los hijos, sin embaro, no son propiedad de los padres, sino que de adultos ellos tienen por delante su propio camino de vida.
La familia es una comunidad donde la persona nace, vive, y muere. También es donde se crece en el amor, las personas se ayudan, y cada uno tiene sentido de pertenencia y de permanencia.
La fuerza de la familia es su capacidad de amar. Por muy herida que pueda estar una familia, ésta puede crecer gracias al amor. Una comunidad de amor que es para toda la vida gracias a la fidelidad. Una familia, con Dios, en Dios y para Dios.73
toma nombre toda Familia “Por eso doblo mis rodillas ante el Padre, de quien toma nombre toda familia en el cielo y en la tierra.”74
73 Papa Francisco. Amoris Laetitia Nº 14, 15, 18, 53. 74 Efesios 3, 14-21
Carla Ortiz de Cintolesi

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