Las hostias que se conservan milagrosamente desde hace siglos

Siena (Miércoles, 19-04-2017, Gaudium Press) Entre los cientos de milagros Eucarísticos que han ocurrido a lo largo de la historia hay uno que llama la atención: el ocurrido en Siena en el año 1730, luego de que unos ladrones robaran 351 formas consagradas.

El hecho ocurrió el 14 de agosto de ese año en la Basílica de San Francisco de la ciudad italiana. De acuerdo con las memorias un tal Macchi, quien es citado por el sitio web miracolieucaristici.org, del Siervo de Dios Carlo Acutis, luego de tres días, es decir, el 17 de agosto, todas las 351 hostias fueron halladas intactas, y de manera milagrosa, al interior de una caja de limosnas en el Santuario de Santa María en Provegnano.

Fue tan significativo el hallazgo que todo el pueblo se congregó para celebrar el milagro que Dios había permitido. Las formas fueron de inmediato portadas de nuevo a la Basílica de San Francisco en una solemne procesión en la que se dio fe de la gracia otorgada desde el cielo.

 

Las Hostias permanecen en un ostensorio especial. Pese al paso de los años, las formas no han sufrido alteración alguna / Foto: Gaudium Press.

Pero el verdadero acontecimiento llegó con el paso de los años, pues se observó que las hostias no habían sufrido ninguna alteración, como suele ocurrir naturalmente con el tiempo.

Así lo corroboró Fray Carlo Vipera, Superior General de la Orden Franciscana, el 14 de abril de 1780, quien decidió consumir una de las hostias y vio como ella permanecía fresca e incorrupta. Fue él quien ordenó que las 230 que quedaban -ya que las otras ya habían sido distribuidas para la comunión-, se guardasen en un nuevo sagrario, como testimonio del milagro.

Tratando de darle una explicación al fenómeno, en 1789 el entonces Arzobispo de Siena, Mons. Tiberio Borghese, pidió guardar por diez años algunas formas no consagradas en una caja de lata, que fue sellada. Al pasar la década, la comisión científica encargada de abrirla encontró gusanos y fragmentos podridos de las mismas.

Años después las hostias consagradas fueron examinadas de manera minuciosa y con instrumentos variados. Investigaciones que dieron siempre las mismas conclusiones: “Las sagradas Partículas se encuentran aún frescas, intactas, físicamente incorruptas, químicamente puras y no presentan ningún principio de corrupción”, tal como se destaca en miracolieucaristici.org.

Entre los numerosos estudios practicados, llamó la atención el que realizó en 1914 Siro Grimaldi, profesor de la Universidad de Siena y director del Laboratorio Químico Municipal, con la autorización del Papa San Pío X. El investigador constató con gran asombro que la conservación singular de las hostias “constituyen un fenómeno singular, palpitante de actualidad que invierte las leyes naturales de la conservación de la materia orgánica (…) Es extraño, sorprendente, es anormal: las leyes de la naturaleza se han invertido, el vidrio se ha convertido en la sede de hongos, el pan ázimo, en cambio, ha sido más refractario que el cristal (…) Es un hecho único consagrado en los anales de la ciencia”, según quedó escrito en el informe de la indagación.

San Juan Pablo II, en su visita pastoral a Siena el 14 de septiembre de 1980, fue testigo ocular del fenómeno. Al estar en devota oración frente a las hostias exclamó: “¡Es la Presencia!”.

Varias son las festividades que se viven en Siena en torno a las sagradas hostias, entre ellas, la solemnidad de Corpus Christi, el septiembre Eucarístico, la adoración Eucarística los 17 de cada mes, la ofrenda de los niños que hacen la Primera Comunión, y el recuerdo de la recuperación de las formas cada 17 de agosto.

En verano las sagradas hostias son veneradas en la capilla Piccolomini, y en invierno en la capilla Martinozzi.

Con información de miracolieucaristici.org y Aleteia.

 

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