Símbolo,concha, de camino de Santiago

edacción (Viernes, 21-04-2017, Gaudium Press) Con Jerusalén y Roma, Santiago de Compostela es uno de los lugares de peregrinación más importantes de la cristiandad. Cada año miles de peregrinos -más de 200 mil- recorren las diferentes rutas jacobeas que en España, también de Francia, llegan hasta la Catedral compostelana donde se halla la tumba del Apóstol Santiago.

Uno de los símbolos más difundidos de esta antigua romería es la Concha -Vieira- del peregrino, cuyo origen está ligado a una pretérita leyenda vinculada al propio comienzo del camino jacobeo.

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La Concha identifica los kilometros recorridos del Camino de Santiago / Foto: Sonia Trujillo .

Se cuenta que cuando el cuerpo del Apóstol Santiago fue traslado de Jerusalén a Galicia en barco por los discípulos que lo habían acompañado en su tarea evangelizadora en Hispania, sucedió un hecho milagroso, pero también cargado de humor.

Cuando el barco que portaba el cadáver del fiel seguidor de Jesús llegó a la altura de las islas Cíes, en la boca del Río Vigo y frente a las costas de Bouzas en Galicia, los discípulos de Santiago notaron que a orillas del mar se estaba celebrando una boda donde tenía lugar un particular juego; éste consistía en montar a caballo mientras el jinete lanzaba al aire una lanza o bofarda que tenía que recoger antes que llegara al suelo.

Le llegó el turno de jugar al novio, quien lazó la bofarda al aire y salió cabalgando como pudo para alcanzar la lanza con la sorpresa que ésta se desvió al mar. El joven corrió para alcanzarla desbocándose con su caballo en el mar. Ante el asombro de todos, el novio, caballo y la lanza quedaron hundidos en el agua; pero de repente reaparecen al lado de una embarcación que se acercaba a la orilla: era el barco que portada el cuerpo mortal del Apóstol Santiago.

El toque de humor de la historia sucede cundo el novio y su caballo se reincorporan. Al ir a saludar a los navegantes, el joven notó que estaba totalmente cubierto, de pies a cabeza, con conchas de vieira. Los discípulos del Apóstol interpretaron tal suceso como un milagro, e invitaron al novio a subir a la embarcación. Mientras llegaban a la horilla conversaron de lo ocurrido, sucediendo el verdadero milagro: el joven había decidido convertirse al cristianismo.

Al regresar a tierra, el joven contó lo ocurrido a los invitados, quienes vieron los acontecimientos desde la orilla. Muchos de ellos también decidieron convertirse al cristianismo. La embarcación siguió su camino al norte hacia la ría de Aurosa, donde desembarcaron para trasladar el cuerpo del Apóstol hasta Padrón, donde fue sepultado.

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