China jóvenes asisten

¿China quiere ser un país moderno y dar libertad religiosa a los cristianos?

Entrevista con el padre Bernardo Cervellera, director de AsiaNews. Las posibles implicaciones del diálogo entre China y la Santa Sede después del viaje del Papa a Corea.

Por Salvatore Cernuzio

ROMA, 21 de agosto de 2014 (Zenit.org) – “La apertura a China” ha sido, para muchos, uno de los puntos clave del viaje de Francisco a Corea del Sur aunque actualmente parece solo un primer paso hacia un objetivo difícil de alcanzar: un verdadero diálogo entre Pekín y la Santa Sede. Un diálogo deseado ya por sus predecesores y que Bergoglio quiere que sea fraterno primero, después político. Un diálogo que se podrá realizar solo cuando caigan ciertos muros calcificados en el tiempo por miedos y prejuicios. Y el trato que el gobierno chino reservará a los 300 jóvenes que acudieron “ilegalmente” a la Jornada de la Juventud Asiática será un prueba en este sentido. De todo esto ZENIT ha hablado con el padre Bernardo Cervellera, director de la agencia Asia News, experto en Asia y Extremo Oriente, en la entrevista que publicamos a continuación.

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¿Qué gesto o discurso del Pontífice durante su viaje en Corea del Sur, según usted, ha tenido una relevancia “histórica”?
— Padre Cervellera: son muchos porque el Papa tiene una gran personalidad y en todo lo que hace envía un mensaje … Sin embargo, en mi opinión, lo más importante para la cultura asiática ha sido el abrazo a las personas discapacitadas, el haber jugado y pasado tiempo con los niños abandonados, los ancianos. Allí, de hecho, se ve la herida de Asia y el Extremo Oriente, un mundo que respetaba a los ancianos, quería a los niños, deseaban familias numerosas; sin embargo la secularización y el fuerte desarrollo económico de los últimos tiempos han penalizado a las personas mandándolas a todas a trabajar 12-13 horas al día, dejando a los ancianos y los niños solos en casa o en instituciones.

Sobre todo, en nombre del trabajo o para ahorrar dinero (teniendo en cuenta el alto costo de la vida), a menudo abortos o eliminaciones de personas con discapacidad se convierten en cosas normales, aunque esto esté en contradicción con la tradición original. Este es un juicio, por un lado, sobre la sociedad moderna convertida en deshumana y sobre un desarrollo económico que ya no tiene al centro al hombre, sino el beneficio. Por el otro, debido a ciertas tradiciones religiosas ancestrales en todo el Oriente que consideran una vergüenza tener a personas con discapacidad.

¿Cómo interpreta usted las “aperturas” que el Papa Francisco ha ofrecido a China a través de las palabras en el discurso a los obispos coreanos y los dos telegramas enviados a Xi Jinping?
— Padre Cervellera: Yo no encuentro una novedad estas “aperturas”. La verdadera novedad es que hayan permitido al vuelo papal atravesar el espacio aéreo chino, también si este gesto entraría en una especie de “etiqueta” para salvar la cara con la comunidad internacional. Si China hubiera prohibido al avión sobrevolar su territorio, habría dado una imagen de sí de 60 ó 70 años atrás. En relación a las aperturas del Papa, creo que todos los mensajes de Francisco, el deseo de ir a China “incluso mañana” como ha dicho en la conferencia de prensa en el avión de regreso, están ya dentro de la historia de Juan Pablo II y de Benedicto XVI. El deseo de abrir una relación con China o un diálogo con los países con lo que no hay relaciones diplomáticas (Corea del Norte, Laos, Myanmar y Vietnam, n.d.r.) lo han dicho siempre todos lo Papas desde el día de su elección.

¿Hay un factor de novedad en la actitud de Bergoglio sobre el diálogo respecto a sus predecesores?
— Padre Cervellera: Creo que la cosa “bonita y buena”, la más importante entre las que ha dicho el papa Francisco hasta ahora sea: “yo no pienso tanto en el diálogo político, pienso en el diálogo fraterno”. ¡Esta es la novedad! Todos aquellos –periodista y no, observadores de China, personalidades vaticanas,- que piensan en las relaciones diplomáticas entre China y Santa Sede sean lo más importante, la prioridad sobre la que trabajar, han sido desmentidas por el Papa que ha dicho: “Sí, esto va bien, pero pensamos antes en las relaciones fraternas, en un diálogo entre personas…, en un deseo de hacerse el bien recíprocamente, más allá de las clasificaciones políticas y de los tratados bilaterales.

Algunos afirman que este Papa latinoamericano ofrece una imagen del Pontífice que no es “expresión del poder occidental”. Y Benedicto XVI dejó claro en su carta a los chinos en 2007 “la Iglesia católica que está en la misión de China no es para cambiar la estructura o la administración del Estado, sino a predicar Cristo a los hombres”.

— Padre Cervellera: Sí, algunos piensan que el ser latinoamericano de Bergoglio facilita las cosas, pero yo no estoy del todo de acuerdo. Es más, creo que haya una gran continuidad entre los últimos tres papas en este sentido. ¡No se puede decir que Juan Pablo II fue un representante de la política occidental! Precisamente él que se ha opuesto y solo contra todo el mundo occidental que quería hacer la guerra en Irak, y él ha dicho “no”. ¿y Benedicto XVI? El papa emérito que en el discurso de Ratisbona arremetió contra la cultura occidental racionalista que se juega en el dominio y en el beneficio. Lamentablemente todos han banalizado ese discurso reduciéndolo a una frase citada por el famoso Manuel Paleólogo que lo han hecho parecer como un ataque contra el Islam. En realidad, el discurso de Ratisbona es precisamente una fuerte crítica al racionalismo de la cultura occidental y por tanto al colonialismo, a la tentación de dominio inherente a la cultura occidental.

Sin embargo, el diálogo con China, no se ha concluido pontificados anteriores. ¿Con Bergoglio podría avanzar?
— Padre Cervellera: No lo sé. Pero puedo decir que este Papa tiene una marcha más y es el mostrarse indefenso, humilde, que de cualquier forma ‘arriesga’ personalmente. Quizá con los otros Papas se entendía que detrás estaba la Curia, un ministerio de Exteriores. Francisco se pone en juego personalmente y dice: “No me interesa que un político chino venga al Vaticano o viceversa, me interesa el diálogo entre yo y tú, entre Francisco y Xi Jinping, entre el Papa y un chino…” Porque del entenderse, del descubrirse, del hacer caer las prevenciones todo se haría más fácil. Él ya ha superado ciertos prejuicios diciendo: “Los cristianos no han venido a conquistar nada. No vienen a destrozar culturas, más bien a potenciarlas”. Y lo ha reiterado más claramente aún en su catequesis de la audiencia general esta semana.

Según el portavoz del ministerio de Exteriores chino, Hua Chunying, “China siempre ha sido sincera en el mejorar sus relaciones con el Vaticano y siempre ha hecho esfuerzos positivos en este sentido”.
— Padre Cervellera: Esta es la única respuesta oficial. Sin embargo, me parece un poco condicionada, en el sentido de que ha sido una agencia francesa la que ha pedido expresamente una declaración al ministro que, por tanto ha dado una respuesta que, en realidad, evita la verdadera respuesta. Y así, todos, los periodistas los primeros han aplaudido estas palabras: “¡China siempre ha pensado en mejorar las relaciones!” Pero si China siempre hubiera pensado en mejorar las relaciones, ¿cómo hay una carta de Benedicto XVI al gobierno chino desde el 2007 con sugerencias sobre cómo abrir un diálogo que aún no ha obtenido respuesta? En siete años, ¿no han encontrado nunca tiempo para responder?

¿Yna respuesta será el trato que el gobierno dará a los 300 jóvenes que, a pesar de las presiones y las amenazas, han participado en la Jornada de a Juventud Asiática?
— Padre Cervellera: Sí, eso podría ser una respuesta concreta, por dos motivos. En primer lugar, por ver los pasos adelante de la política china que demuestra claramente como China no sabe todavía cómo comportarse en lo relacionado con el Vaticano y la Iglesia católica. Hasta febrero, de hecho, había unos 150 jóvenes que quería ir a Corea y las autoridades han dado el permiso. Parecía que no había ningún problema. Cuando después hubo el anuncio de que el Papa iría allí, ha comenzado una obra por parte del Frente unido, Oficina de asuntos religiosos, autoridades provinciales y locales para convencer, amenazar, bloquear a aquellos que quería participar. Es más, los empresarios y presidentes de las escuelas han participado en esta campaña disuasoria diciendo a los jóvenes que no fueran porque “era algo prohibido”, “no queremos que seáis adoctrinados por el Papa”, etc. Por tanto, a algunos les han quitado el pasaporte, a otros les han amenazado con hacerles perder el trabajo.

Esto demuestra lo que decía: China no sabe aún cómo comportarse en la relacionado con el Vaticano, no ha entendido que el Papa es un personaje de fe, no un líder político que conspira contra los chinos. El suceso de los 300 jóvenes evidencia también que la Iglesia ahora en China ve como un obstáculo inútil todos los límites a la libertad religiosa. Todos estos jóvenes han esquivado las distintas prohibiciones e igualmente han ido a Corea, bajo su responsabilidad. Esperemos que ahora cuando vuelvan no sufran represalias.

¿No se sabe nada aún al respecto?
— Padre Cervellera: No hemos sabido nada, también porque ahora hay un control muy fuerte sobre los teléfonos, las páginas web… En cualquier caso esta será la prueba: todos los que dicen que ha iniciado una nueva era entre China y el Vaticano que verifiquen por favor que sucederá con estos jóvenes. Si no les sucede nada, entonces será una buena señal de novedad por parte de China; si les sucede algo quiere decir que China vive todavía atrás en el tiempo y no sabe qué hacer.

A la luz de todo esto ¿es posible una nueva etapa entre Santa Sede y Pekín?
— Padre Cervellera: Mi impresión es que no hay una nueva etapa, sino un nuevo impulso por parte de la Iglesia, el Papa y el Vaticano para decir “entonces, ¿China quiere convertirse en un país moderno y permitir la libertad de culto a los cristianos y de otras religiones?” También porque Corea ha demostrado claramente lo que la Iglesia hace por el desarrollo de la sociedad, el hombre, la reconciliación de los pueblos … Y por tanto “¿entiendes lo que te estás perdiendo, China, en el bloqueo de los cristianos?” Por ahora veo este impulso de la Iglesia, mientras que, al mismo tiempo, hay un temor por parte del gobierno de Pekín para responder.

¿Por qué este miedo?
— Padre Cervellera: Porque, de hecho, el Partido Comunista chino está dividió aún entre quien quiere conservar los privilegios del monopolio del poder del Partido sin admitir ningún tipo de libertad a las religiones; y quien viendo el mundo y observando otros países, ve que la libertad religiosa es un alimento que puede producir frutos buenos en la sociedad. Por ejemplo, el cuidado de discapacitados y de inmigrantes que son muy numerosos en China, pero que no tienen a nadie que se ocupe de ellos. Los chinos están divididos en el individualismo entre un grupo y otro, entre una provincia y otra y la Iglesia podría ofrecer una posibilidad de reconciliación. Pero hasta que no gane la parte más liberal será difícil tener posibilidad de diálogo.

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