Alepo (Jueves, 15-06-2017, Gaudium Press) El P. Ibrahim Alsabagh, párroco de la Catedral de San Francisco de Asís, la Catedral de rito latino en la cual se celebró la Consagración de la ciudad al Inmaculado Corazón de María (ver noticia anterior), relató a Ayuda a la Iglesia Necesitada la llegada de las primeras familias de creyentes que regresan a la ciudad después de ser refugiados en otros países y los desafíos de la reconstrucción de la comunidad cristiana después de la guerra.

“Estamos muy felices de confirmar que en los últimos meses aproximadamente 15 familias de la comunidad cristiana de rito latino han retornado a Alepo”, anunció el sacerdote. “Una familia volvió de Francia, otra de Alemania, tres de Venezuela y varias otras de Armenia”. El párroco expresó que se espera que cientos de familias de otros ritos regresen en los próximos meses, lo que significa un renacer de la Iglesia en la ciudad. Los creyentes que regresan “nos están diciendo que todas las familias allí quieren regresar. Por ejemplo, más de 400 familias que encontraron refugio en Armenia tienen la esperanza de poder volver”.

El párroco afirmó que el apoyo de la Iglesia es muy importante para que las familias se sientan seguras y tengan la voluntad de retornar. Otras familias han vuelto de otras ciudades de Siria tras las señales de estabilidad en la región que regresó al control de las autoridades el pasado 12 de diciembre – situación que fue calificada como una intervención de Nuestra Señora de Guadalupe (ver noticia anterior).

Si bien los enfrentamientos han cesado en la ciudad y las calles han vuelto a ser seguras, los problemas que enfrentan los creyentes tienen que ver con las consecuencias de la guerra. “La gente ha quedado profundamente empobrecida, hay escasez de trabajo y los salarios son mínimos debido a la devaluación de la moneda”, expresó el P. Alsabagh. “Sólo hay dos horas de electricidad cada día y los precios de los alimentos han superado los límites”. Sin embargo los católicos están comprometidos en la reconstrucción de la ciudad, una misi? que excede lo material, sino que se extiende a la formación de la comunidad y la educación de las nuevas generaciones .

El sacerdote concluyó agradeciendo la ayuda de la Fundación Pontificia y los creyentes de todo el mundo en nombre de los cristianos de Alepo: “Oramos por todos ustedes para que siempre tengan paz en sus corazones y en sus países y nuncan tengan que pasar por la terrible experiencia que hemos vivido aquí en Siria”.