Cuándo resucitó San José?

Cuándo resucitó San José?

Redacción (Martes, 06-03-2018, Gaudium Press) Que el alma purísima de San José se juntó nuevamente a su cuerpo, es decir que él resucitó, es algo sustentado por innúmeros santos, doctores y teólogos. Para defender esa tesis se basan en el Evangelio de San Mateo que narra los acontecimientos que siguieron a la muerte del Redentor: “Inmediatamente, el velo del Templo se rasgó en dos, de arriba abajo, la tierra tembló, las rocas se partieron y las tumbas se abrieron. Muchos cuerpos de santos que habían muerto resucitaron y, saliendo de las tumbas después que Jesús resucitó, entraron en la Ciudad santa y se aparecieron a mucha gente” (Mt 27, 51-53).

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Además, el Magisterio papal desde Benedicto XIV ya afirmó que se puede creer piadosamente en la resurrección del Santo Patriarca de la Iglesia. (1)

Entretanto, se pone el tema de cuando resucitó San José.

Es casi unánime el parecer de que San José habría resucitado por lo menos antes de la Ascensión y concomitante con la resurrección de Cristo, y que habría subido con el Señor en cuerpo y alma al cielo el día de la Ascensión.

Sin embargo, Mons. João Scognamiglio Clá Dias, EP, en su magnífica obra ‘San José: ¿Quién lo conoce?’ (2), establece otra hipótesis al respecto, y es la de la rápida resurrección de San José después de su muerte: “Quizá San José, tan favorecido en el orden de la gracia en previsión de los méritos de Cristo y de las lágrimas de María, haya resucitado pocos días después de su muerte, no como el primogénito de entre los muertos, sino como el precursor de Cristo en la Resurrección”. (3)

Para sostener esa tesis, Mons. João Clá aduce varias razones, de las cuáles copiamos aquí algunas:

“¿Permitiría Dios que el cuerpo purísimo de aquel que jamás fuera tocado por la mancha original se mantuviese separado por varios años de su alma, la cuál ya gozaba de la visión de Dios en la gloria? De otra parte, ¿teniendo Nuestro Señor y su Santísima Madre un amor indecible por San José, no desearían ellos que el padre y esposo virginal fuese recompensado a la altura de sus insondable merecimientos? (…) La santidad impar del patriarca, muy arriba de cualquier otro bienaventurado o ángel, parece sugerir ser arquitectónico en el orden de la salvación que el premio de la resurrección le fuese concedido con precedencia a los justos de la Antigua Ley”.

“También la proximidad de San José, al lado de Nuestra Señora, con el Divino Redentor, preconiza que su cuerpo fuese resguardado no sólo de la corrupción natural, sino inclusive de la permanencia prolongada en la tumba: ‘No separe el hombre lo que Dios unió’ (Mt 19, 6; Mc 10,9). Si el propio Padre Celestial lo relacionó, en vida, tan íntimamente a María y a Jesús, ¿convendría que consintiese en una larga separación? Nuestro Señor Jesucristo fue, sobre todo, el Redentor de sus padres, rescatándolos del pecado antes incluso de nacer. Por eso, el Autor piensa, salvo mejor juicio, que una posible resurrección de San José anterior a la gloriosa de su Divino Hijo no obsta a la suprema dignidad de Éste ‘como primicia de los que murieron’ (1 Cor 15, 20), pues el orden de la excelencia supera en importancia al cronológico, una vez que es el más presente a los ojos de Dios, no sujeto a la contingencia del tiempo. En realidad, esa resurrección realza la primacía absoluta de Cristo, por manifestar su poder sobre el padre virginal”.

San José ya en el cielo, continuó su “misión de guardián de Jesús, de María y de la Iglesia”.

Por Saúl Castiblanco

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