4.-Schoenstatt

100 años Hoerde en Vallendar

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1919 noviembre 20 “Caritas CRISTI Urget Nos”1919 noviembre 20 “Caritas CRISTI Urget Nos”

el P. Kenteniich y el Jefe de Grupo en la Federación Apostólica

PRESENTACIÓN

            Fiel al principio de “liderar a través de líderes liderados”, el Padre Fundador escribe una carta a los Jefes de Grupo de la recién fundada Federación Apostólica, dos semanas después del envío a los mismos destinatarios de la carta del 6 de Noviembre de1919.

            Si bien, en esa época, la Federación aun no tenía la doble pertenencia al Curso y al Grupo de la Comunidad Oficial, los planteamientos del P. Fundador tienen actualidad candente. El texto traducido es un desafío para la selección y formación en la Fed. de Matrimonios, y. especialmente para los Jefe de los Grupos de la Comunidad Oficial, que son los que reciben y trasmiten la cuenta mensual de sus integrantes, tema central de la carta del 20 de Noviembre de 1919.

 

Traducción ligeramente abreviada de W.Paul Siegel, 8 de Septiembre de 2007

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Carta dEL P. KENTENICH del 20 de Noviembre de 1919[1]

a los Jefes de Grupo de la Federación Apostólica de Schoenstatt

 

 “Caritas CRISTI Urget Nos”          

Vallendar, 20 de Noviembre de 1919

“Mis queridos Jefes de Grupo:

                                      Continuando el tema de mi carta (del 6 de Noviembre), quisiera presentar brevemente dos propuestas: Primero, según los estatutos, la existencia, el florecimiento y la difusión de nuestra Federación depende principalmente de Ustedes. A primera vista, esta afirmación parece arriesgada, pues no es difícil detectar que el estudio del Programa de Hoerde lleva a la conclusión que, fieles al espíritu de la Iglesia, atribuimos la mayor responsabilidad y la mayor efectividad al director espiritual sacerdotal en la conducción del alma individual. Es como debe ser.

Y, ¿quién ha de velar para que la bendición del vínculo con el director espiritual se practique y conserve en forma duradera? ¡Son los Jefes de Grupo! por medio de su labor iluminada y entrega desinteresada. Nuestro “modelo”, San Pablo, diría “como si fuese la nodriza de sus hijos”[2]. Vuestra labor será necesaria y ordinariamente la condición previa para la fecundidad del director espiritual. De modo que no es difícil formular el principio siguiente: “Sin Jefes de Grupo formados, no habrá seguro para la dirección espiritual.”

 

 Acto seguido, el Padre destaca la importancia del vínculo permanente con el director espiritual a la luz de la situación insegura y fluctuante de los estudiantes aun en los últimos años de la adolescencia, de por sí inestables, agravada, a su vez, por una guerra cruenta perdida y la crisis de una nación ocupada por tropas extranjera y la consiguiente crisis económica. Si bien, no es nuestro caso, no es un misterio, aunque sí un desafío, vivir en medio de la inestabilidad y fluctuación extremas de la tan celebrada era “postmoderna”, que nos afecta, cual más  cual menos, situación que el Padre Fundador ha calificado como una especie de pubertad sicológica permanente del hombre contemporáneo. Continúa el Padre:

 

“No hay duda que (en esta situación) los jefes son los responsables del espíritu de su grupo. Tampoco puede negarse seriamente que, sin ellos, no es posible una dirección espiritual permanente y asegurada. Las excepciones sólo confirman la regla.

Ahora bien, según los estatutos (de Hoerde) Uds. reciben el informe mensual si se ha mantenido o no el vínculo con el director espiritual. Lo lógico es que Uds. consideren ese informe como vara certera para medir el espíritu del grupo, y, a la vez, su propia eficacia y utilidad como jefes – criterio más confiable que la autocrítica del momento, que depende del estado de ánimo. Un breve “Sí” les otorga la conciencia consoladora de que hayan comprendido y desempeñado en forma correcta su tarea pastoral-espiritual. Si los integrantes de su grupo no dan la cuenta, o si son un constante mea culpa, deberán constatar lo contrario y suponer que Uds. no han cumplido su deber, o no lo ha desempeñado en forma adecuada. De ahí que este párrafo de los estatutos se convierte para Uds. en conciencia pública, en juez imparcial, en exhorto y estímulo para el auto-análisis continuo, y a la vez una actividad sacrificada.

Con lo que hemos dicho, Uds. podrán sacar la conclusión cuanto depende de Uds. y cuan difícil es ser un jefe de grupo integral. Sin el cultivo serio de una vida interior enérgica que brote desde la raíz subconsciente y la realización de actividad apostólica, no lograrán su cometido.  Mucho depende de la selección de los Jefes de Grupo. ¿Dónde encontraremos jefes confiables? … …

Se habrán preguntado de qué modo pueden hacer progresar al Grupo para que se convierta en respuesta eficaz para los desafíos de los tiempos. Una medida sería plantear al grupo metas concretas y bien delimitadas. Recordarán que cuando liceanos, Uds. hicieron planes en ese sentido. En nuestra situación es útil que tengan presentes un aspecto muy especial, que Uds. suponen ya logrado. Pienso en las prácticas mínimas fundamentales del Horario Espiritual.  A lo mejor logren organizar para su grupo una semana de auto-educación durante las vacaciones navideñas. Desde luego, con participación activa de todos los miembros.

A ello se refiere mi segunda propuesta. Inmediatamente después de recibir esta carta, el Jefe de Sección (a que pertenece su grupo) asignará a cada Jefe de Grupo un tema.

P.ej.: ¿Por qué, y con qué frecuencia comulgar? ¿Por qué, con qué duración y con qué frecuencia realizar una lectura espiritual? ¿Cómo y de qué modo realizar una actividad apostólica? El Jefe de Grupo organizará para su grupo la discusión sobre el tema, encargando a un miembro convertir el resultado del intercambio en una ponencia que presentará durante la semana de auto-educación ante la asamblea de los participantes, seguido por el intercambio y una votación con el fin de establecer el mínimo obligatorio común de los ítems del Horario Espiritual. Desde luego, cada miembro añadirá los puntos que correspondan a su propias necesidades e idiosincrasia.

Este método será útil en mucho sentido, aun cuando no sea factible realizar esa semana navideña. Ante todo, brinda la oportunidad para vincularse personalmente con cada miembro de grupo, que es la primera condición para una labor orientada sicológicamente.

Rogando que respondan con toda franqueza, incluyendo las objeciones que quisieran plantear, me despido con un saludo cordial  …  J. K.



[1] Hoerder Dokumente para el Jubileo de los 50 años de la Jornada de Hoerde, Consejo diocesano de la Obra de Schoenstat en elArzobispado de Paderborn, 1969

[2] “tamquam si nutrix foveat filios suos”, 1 Tessalónicas, II 7.

Carta a los Jefes de grupo de la federación apostólica