A las hermanas de María
El Padre Kentenich quiso que las Hermanas de María nos caracterizáramos por cuatro cualidades:
•un espíritu mariano: el amor a María es parte esencial de nuestro carisma, un amor que nos une y nos asemeja a Ella. Nuestro fundador nos animó a ser “siempre María”, en nuestros pensamientos, palabras y acciones, en cada momento del día.
•un espíritu de amor generoso: María es la encarnación de la libertad llena de amor y de la generosidad alegre que responde a cada instante con un “sí” a los deseos de Dios, tanto en los momentos de gozo como de cruz, ya que su fe filial sabe descubrir el amor de Dios detrás de todos los acontecimientos.
•un espíritu apostólico: en el fuego de la misión de Schoenstatt: la misión de Schoenstatt es la razón de nuestra existencia. Nacimos para ser alma del Movimiento de Schoenstatt, por eso nuestros corazones arden por la misión que la Madre tres veces Admirable tiene desde sus Santuarios para la renovación del mundo en Cristo. El amor de Cristo nos apremia a llevar su mensaje de salvación al mundo entero en todas las situaciones posibles. Por medio de nuestro carisma, queremos ser, como María, corazón de de la Iglesia.
•un espíritu comunitario: Schoenstatt tiene una misión especial para la renovación de la vida familiar, por eso nuestra comunidad de Hermanas fue fundada como una familia.
Asimismo, nuestra misión apostólica es tan grande, que sería imposible cumplirla de forma individual. De allí la importancia de que toda Hermana de María posea un marcado espíritu comunitario